Pues después de conocer el proyecto PurposedES, una iniciativa para promover el diálogo sobre cuál es el propósito de la educación y ver la cantidad de compañeros y compañeras que han expuesto su punto de vista, aunque yo no los he leído pues quizás me bloquearía, creo que es obligatorio que exprese mi opinión sobre este tema tan cercano para mí.
En primer lugar me pregunto: ¿ El propósito de la educación en cuanto a lo que es o lo que debiera ser ? Porque esto me produce esquizofrenia. Creo que el concepto se ha desvirtuado y ha degenerado debido a la apropiación que determinadas políticas realizadas por capas sociales han hecho para satisfacer sus pretensiones de control sociopolítico y socioeconómico. Por otro lado en cantidad de ocasiones desarrollamos situaciones de aprendizaje que luego se ven tumbadas o agredidas por las orientaciones de lo oficial, de personas al servicio de dictámenes que van en contra de toda lógica pero que insisten en que formemos, instruyamos, conduzcamos, guiemos, califiquemos...
También hay que tener en cuenta que la educación se desarrolla en diversos ámbitos: formal, no formal e informal. La escuela debe acoger estas tres manifestaciones. No obstante yo soy partidario de dar cabida más a la informal y no formal para intentar que la formal se desarrolle sin choques ni estridencias. Cuando digo esto lo hago con la consideración de que aquellos apartados formales a que me refiero son los necesarios para poder comunicarnos mejor. De todas formas estos tres tipos de educación deben retroalimentarse y evolucionar más que nada dentro de la escuela para que así ésta sea capaz de evolucionar también y cambiar hacia presupuestos más acordes con lo que nos oferta la Red.
Intento creer que la educación es un proceso que nos debería permitir socializarnos, estructurarnos, madurarnos globalmente, compartir, colaborar, desarrollarnos, independizarnos, realizarnos, intercambiarnos, mezclarnos, revalorizarnos, compensar, desarrollar la creatividad... En definitiva sumergirnos en la vida.
Para poder hacerlo necesitamos desembarazarnos de los corsés que durante muchos años nos hacen imposible un movimiento armónico y plácido. Y esto tiene que ver y mucho con la forma en que las administraciones, organismos, instituciones y los poderes interesados en el conocimiento humano intentan domesticar e instruir a todo ser por el hecho de nacer en sus entornos.
Debemos pues tomar el camino de dejar abiertas puertas y ventanas de nuestras escuelas y dejar pasar el aíre fresco que nos aportan la elección común de contenidos, la libre agrupación entre iguales y diferentes para llevar a cabo tareas que les atraigan, el compartir los saberes, el comentar y criticar a los demás, la posibilidad de evaluarnos unos a otros y a nosotros mismos, el que ellos mismos puedan reconducir sus aprendizajes y con nuestra ayuda...
Quiero terminar haciendo referencia al libro de Edgar Morin, "Los siete saberes necesarios para la educación del futuro". Expone Morín bastantes propuestas como para reconducir conceptos trasnochados y equivocados y que nos pueden servir para desarrollar una educación integral y aislada de "partículas" interesadas en la deformación de nuestra formación y que conducen a doblegar nuestras personalidades.
¡ Salud !
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